La Culpa detrás de decir NO

Le he dicho que no a mi amiga y me siento fatal. ¿Cómo puedo ser tan egoísta?

 

Mi madre me ha pedido que vaya este fin de semana y le he dicho que no puedo. ¡Que mala hija soy!

 

Mi hijo me reclama para jugar al fútbol y yo le digo siempre que no. ¡Seguro que le dejará un trauma de por vida! ¡Soy una madre desastrosa!

 

¿Por qué nos sentimos tan mal cuando decimos que NO a algo que nos piden?

 

¿Por qué solemos sentirnos culpables cuando damos una negativa a las demandas de lxs demás?

 

¿Será por la carita a desilusión que se les queda?, ¿por la voz tristona con la que nos dice: “vale, no pasa nada” ?, ¿por sus reproches y silencios?

 

La respuesta simple y llana es que, cuando decimos NO o no (porque además lo decimos así en pequeñito de tanto que nos pesa, ¿verdad?), dejamos de cuidar necesidades importantes para nosotras.

 

Es así, por eso nos sentimos mal. Y claro, ya vimos en este artículo sobre “Dar y recibir un NO” que cuando damos una negativa, también cubrimos necesidades, por eso lo hacemos.

 

Pero…y cuando hay un “pero” es que la cosa no está tan clara y si decimos o dijimos NO y nos sentimos peor que mejor, algo importante está pasando y vale la pena revisarlo.

 

Así que aquí te traigo un ejercicio de Comunicación no violenta que hicimos en nuestro Grupo de prácticas de CNV, al que agradezco mucho la inspiración y el aprendizaje compartido (gracias chicxs) que te puede ayudar. ¿Lo hacemos juntxs?

 

Práctica de CNV

 

1.       Piensa en una situación en la que has dicho NO y te has sentido culpable/fatal. Puede ser una situación puntual y también puede ser algo que te pase de forma recurrente. Descríbela de la manera más objetiva posible.

 

Ej: Cuando me encuentro a alguien pidiendo dinero y le digo que no o le saludo y no se lo doy.

 

Como ya hemos dicho que era una situación en la que nos sentimos de pena, vamos a ir al grano: a las NECESIDADES.

 

2.       ¿Qué necesidades no se están cubriendo al decir NO?, ¿qué cosas/valores importantes para ti no estás cuidando cuando dices no?

 

Puedes usar estas listas si eso te ayuda.

 

Ej: mi necesidad de contribuir, de apoyar, de coherencia con mis valores, de integridad, de interdependencia, de autoconcepto (me digo que no soy buena persona), de harmonía, de confianza, de certeza, de equilibrio, de paz…

 

¿Qué tan vivas están esas necesidades en ti?, ¿cuánto te importan en el presente?

 

La verdad es que son necesidades de esas que habitualmente tengo muy vivas, de las de “toda la vida” que digo yo, no son de las puntuales. Y realmente me importan mucho, no me extraña que me sienta tan mal al no dar dinero.

 

Date un momento para validarlas y hacer el duelo por estas necesidades que te importan y que no cubres o no has cubierto al decir NO.

 

3.       Ahora vamos a explorar a qué estás diciendo que SÍ, qué necesidades queremos cuidar cuando decimos NO.

 

Ej: Digo que no para cubrir y atender mi necesidad de cuidar y cuidarnos, de coherencia, de integridad, de responsabilidad, de confianza, de tranquilidad, de equilibrio, de paz… 

 

 Pregúntate: 

 

¿Son verdaderamente importantes para mí?, ¿están vivas ahora? Ej: Las pongo en negrita porque realmente están muy vivas en mí al decir NO.

 

¿Realmente las estoy cubriendo? Ej: pues, a un 70%, porque ya ves que muchas coinciden y eso me crea mucha confusión.

 

Date un momento para validarlas y agradecer y celebrar las que sí cubres. Conecta, si lo tiene, con el sentido a decir NO.

 

4.       Haz un par de respiraciones, mira todo el ejercicio y valora si hubieses preferido decir SÍ o sí, la próxima vez prefieres decir SÍ.

 

La verdad es que, con la estrategia de dar dinero tampoco confío en cubrir las necesidades que no cubro al decir NO. Me digo que haga lo que haga no me voy a quedar tranquila del todo porque, el simple hecho de que haya una persona pidiéndome dinero en el suelo, me causa mucha tristeza y deja al descubierto un montón de necesidades mías.

 

¿Cómo te ha ido? Espero que te haya servido. El otro día en nuestro Grupo de prácticas de CNV, hubo gente que se reafirmó en su NO soltando lastres y más de una persona dijo que no le compensaba decir NO y que quería hacer un cambio.

 

En mi caso, aunque no haya resuelto mi dilema y siga optando por dar comida en vez de dinero, este ejercicio me ha ayudado a liberar culpa y auto reafirmarme y también me han dado ganas de hacer una lista de las cosas que hago para cuidar de esas necesidades y explorar qué más puedo hacer. 

 

Me doy cuenta del potencial de la Comunicación no violenta, de cómo, sin juzgar ni machacar, te hace reflexionar y motiva para tomar acción.

 

Termino así el artículo, enamorada y súper agradecida y por supuesto con ganas de seguir Practicando la Comunicación no violenta contigo y con todo el mundo!.

 

Feliz fin de semana, Francina 🤗🌻🦋

 

Escribir comentario

Comentarios: 0