Una partida de JECO en la oficina

Hace unas semanas, un gerente me pidió ayuda para porque había varias cosas en la oficina que no estaban funcionando; mal ambiente, falta de liderazgo, bajo rendimiento… Había intentado, varias veces, hablarlo y buscar soluciones con el responsable del equipo, pero no estaba viendo resultados. 

 

Empezamos con una sesión individual de empatía con el responsable de equipo y aunque fue muy bien porque al recibir empatía, pudo ponerse en el lugar de sus compañeros y abandonar la imagen de enemigo que tenía especialmente con uno de ellos, vimos que no era suficiente y que era importante hacer un trabajo conjunto.

 

Como Whisher me estuve planteando si proponer una dinámica de mediación que me encanta y que te conté en este artículo pero, mi intuición me hablaba más de ligereza, de dinamismo porque entre ellos ya habían hablado bastante, así que me decidí por un JECO con la intención de aportar un poco de aire fresco y ver si conseguíamos que la energía del juego se expandiera en el ambiente, y les propuse una partida.

 

Era la primera vez y los dos estaban un poco expectantes. A veces, cuando propongo jugar a dos personas que tienen diferente rango, noto ciertas reticencias y miedos, (en la persona con menos poder), al principio, pero se suelen ir enseguida cuando les explico en qué consiste; el poner la atención en entenderlo hace que sus cabezas se focalicen en eso y aparten los juicios y pensamientos limitantes al respecto.

 

Les expliqué que el JECO es un juego que se basa en una conversación en la que, jugando con los 4 personajes que ideó Marshall Rosenberg, las jirafas y chacales, exploraríamos la situación y eso nos ayudaría a transformarla.

 

Les di una muestra de cada uno, hicimos algún ejemplo y les recordé que estos 4 personajes, hacen referencia a 4 tipos de conciencia y que están en cada unx de nosotrxs, que no somos uno u otro. Les animé a que escucharán las  4  voces, porque todas tienen información valiosa y a que recordaran que estábamos jugando con la intención de que hubiesen cambios positivos.

El gerente empezó sacando sus chacales hacia fuera y al otro empleado le tocó recogerlo como jirafa hacia fuera. (Dejé que fuera así porque, como te comentaba, este gerente lleva tiempo conmigo, hemos entrenado dar empatía y me consta que se la ha dado varias veces al responsable. Entendía que necesitaba poder desahogarse en un entorno seguro, con la confianza de que su empleado sería cuidado también).

 

El responsable de equipo no sabía muy bien como empatizar e iba repitiendo lo que decía su jefe. hasta que este dijo: ¡yo no quiero que me des la razón, lo que quiero es que veas cómo me estoy sintiendo y qué necesito! El responsable de equipo manifestó que le era muy difícil y le ofrecí ayuda, entre lxs dos fuimos reflejando sentimientos y necesidades y conforme lo iba expresando, las caras de ambos cambiaban. ¡La magia de la empatía!

 

Después, le salió al responsable una jirafa hacia dentro. Con la ayuda de las listas, pudo expresar como se sentía en ese momento al ver los sentimientos y necesidades de su jefe y este le respondió, des de su chacal interno expresando sus propios autojuicios.

 

Fue bonito ver como se iban abriendo y mostrando sus vulnerabilidades al otro de manera tan relajada y acogedora aún y haciéndolo con juicios y algún reproche, que yo traducía, como una voz en off, en sentimientos y sobre todo necesidades.

Después escuchamos los chacales del responsable y su jefe, los acogió con una jirafa hacia fuera muy espontánea (en las partidas también me gusta que, si lo ven claro, elijan desde qué personaje contestar).

 

De personaje en personaje, pudieron ganar claridad, empatizaron mutuamente, se comprendieron y se dieron cuenta de que tenían necesidades muy importantes en común. Ambos necesitaban confianza (esto se la daría la transparencia, el conocimiento y la claridad), tranquilidad (se lo daría la confianza, la eficiencia y la harmonía), harmonía (la tendrían con una buena cohesión de equipo, colaboración, confianza y respeto mutuo) y eficiencia. Fue bonito y muy revelador para ellos ver que detrás de cada necesidad había otras, que todas estaban interconectadas y que podían desgranarlas para encontrar acciones y estrategias para conseguirlas.

 

Terminamos la partida con acuerdos, una primera lluvia de ideas para lograr lo que se estaban proponiendo y unas cuantas peticiones que atendían a las necesidades de ambos. Salieron muy ilusionados y empoderados y a los dos días, recibí una llamada del jefe contándome que estaba muy contento y se sentía muy optimista porque estaba teniendo ideas que, creía, podían ayudar a lograr lo que se vio en la reunión. ¡Su estado de ánimo y visión de la situación había cambiado totalmente!

 

Me alegré mucho por ellos, para mí es un honor y me aporta mucho sentido y satisfacción, poder acompañar a otras personas a que logren su bienestar en el trabajo (y en cualquier otra área, por supuesto), además, por experiencia sé que cuando trabajamos con la Comunicación no violenta en un área de nuestra vida, al igual que cuando tiramos una piedra en el agua, hay un efecto expansivo. Así que incorporar la comunicación no violenta en tu trabajo, revertirá también en tu vida personal porque integrar la CNV es una forma de estar en la vida en toda su globalidad.

 

Espero que este ejemplo te haya servido y te den más ganas de jugar al JECO 😜

 

Feliz día, 🤗🌻Franzina

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