Cumpleaños y empatía
Hoy es el cumpleaños de mi hijo Pau, ¡ya van 13 vueltas al sol!
Hace un año escribí este artículo donde os explicaba un regalo que me gusta hacer y recibir: decirle a alguien por qué celebro su cumpleaños, explicarle por qué su presencia, en mi vida, es motivo de celebración y gratitud.
Ayer por la noche, cuando pensaba en el artículo de Draco Malfoy y la continuación, me di cuenta de que, me apetece mucho más, dedicar este artículo a Pau. Así que, con vuestro permiso, pospongo la “saga Hogwarts”.
(Va de hermanxs, de celos, convivencia…de tomar conciencia, ser compasivxs con nuestros errores y dificultades y renovar votos de empatía)
Querido Pau, ya llevamos 12 años y 9 meses juntxs y aunque a menudo expreso lo dura que me resulta la maternidad, no hay ni un solo día que no celebre ser tu madre.
Sé que des de la llegada de tu hermana, las cosas cambiaron mucho para ti y no precisamente para bien, como tú dices.
Entiendo que, más allá de los celos por tener que repartiros mi tiempo y energía (no siempre de forma igualitaria), hay otros factores que hacen que tu experiencia familiar sea más complicada y te lleve a la queja y el enfado, ¿verdad?
Me sueles recriminar que la defiendo porque, al igual que ella, soy la pequeña y que nunca podré entender cómo se siente unx hermanx mayor.
Ciertamente, a mí me es más fácil empatizar con su vivencia que, a menudo, me lleva a mi infancia y tienes razón en que tiendo a proyectarme en ella y a salir en su defensa. Supongo que te gustaría tener la confianza de que os daré el mismo trato, que le pediré a ella lo mismo que a ti, que os tendré la misma consideración a la hora de repartir tareas y expresar mi enfado cuando no las cumplís, ¿no?
Me llega que estas harto de frases como:
- tienes que ser más consciente, no entres en el trapo, no te pongas a su nivel que os lleváis 6 años
- sé más comprensivo; a su edad tú hacías lo mismo o tampoco hacías esto
- controla tu fuerza que eres mucho más grande y fuerte
- en vez de regañarla ayúdala que eres su hermano mayor
- no la trates así…
- ... ¿Quieres añadir alguna más?
Y cuando te digo alguna de estas cosas, tú me respondes: “Ya, pero yo no tenía un hermano mayor al que le fastidiaba todo esto, así que no es lo mismo”.
Imagino que cuando dices esto, estas pidiendo empatía, que nos pongamos en tu lugar, que veamos lo duro que se te hace que Daina reciba un trato diferente por tener 6 años menos. Supongo que lo que intentas es explicarme lo mal que lo pasas tú, que quieres comprensión, empatía, la misma condescendencia (equidad/igualdad) o al menos que me ponga en tu piel y entienda como lo vives tú.
Y aunque lo he hecho un montón de veces, no lo hago siempre y últimamente lo primero que me sale es: “no me vengas con el mismo cuento, no lo cojas como excusa y evoluciona”. Ahora que no estoy en plena vorágine, que puedo analizar la situación des de la calma, sin el estrés y ruido del momento, puedo conectar con tu sufrimiento y con las necesidades que hay detrás de esta frase que sale día sí y día también: “Ya, pero yo no tenía un hermano mayor al que le fastidiaba todo esto, así que no es lo mismo”.
Viéndolo con calma, me imagino que no, que no es lo mismo que te pidan y esperen de ti unas cosas y unos comportamientos sin que puedas compararlos con lo que le piden a otra persona que, escuchar lo mismo viendo que a otra persona, como es más pequeña no se lo piden por igual. Que hay una necesidad de justicia muy fuerte que para ti no está cubierta y que en momentos así estás triste, enfadado, dolido y no quieres escuchar mis argumentaciones, lo que quieres es que, al menos, no intente convencerte ni educarte. ¿Va por ahí la cosa?
Sería muy diferente que yo te dijera: “Pau, veo que no te parece justo, que cuando miras la repartición de tareas y ves que Daina tiene la mitad, te molesta mucho, y aunque entiendes que tú eres mayor y tienes más capacidad para hacer más tareas, ver esta diferencia te duele y te encantaría que fuese al revés, ser tú el pequeño. Me llega que estás muy harto de que sea así siempre.
¿Quieres que busquemos otras opciones?”
¿Verdad?
Lo siento hijo, lo siento mucho, te mereces ser acogido así siempre, que tus sentimientos y necesidades sean tenidas en cuenta en todo momento, ¡todxs nos lo merecemos!
De verdad que me encantaría poder contestar y sobre todo conectar así cada vez, me encantaría poder acompañaros siempre con esta empatía.
Y, una vez más, tomo mi responsabilidad y me animo a seguir perseverando para poder ofreceros y acompañaros en coherencia con mis valores.
Quiero decirte que, ahora te entiendo, aunque no sea la hermana mayor.
Quiero asegurarte de que puedo conectar con tu malestar, acogerlo y validar tus sentimientos y necesidades.
Quiero decirte que te veo como ese ser humano que al igual que yo siente y necesita.
Quiero decirte que puedes confiar en mí y que me comprometo a hacer lo posible para dejarme puestas estas gafas, porque quiero dejármelas puestas y que, si se me caen, puedes recordármelo y me las volveré a poner.
Y quiero decirte que te quiero pase lo que pase y que agradezco cada abrazo, beso y muestra de cariño que me recuerdan que tú también me quieres.
Hace 13 años cambiaste mi vida, me convertiste en madre y este es un regalo que nadie más me podrá hacer. Gracias, cariño.
¡Feliz cumpleaños Pau!!!
Al final me ha salido algo muy distinto a lo que pensaba ayer en la cama. Me gusta compartirlo con vosotrxs y confío en que pueda servir porque a muchxs os puede resonar esta situación. Yo me siento feliz, aliviada, esperanzada y animada.
Habrás visto que básicamente he empatizado con él y en algún momento he expresado cómo me siento yo. Si hiciera una segunda parte le preguntaría cómo lo ha recibido y si está abierto a escuchar mis sentimientos y necesidades al respecto. En caso afirmativo me expresaría y luego le preguntaría de nuevo cómo lo ha recibido. Y así iríamos haciendo el baile de jirafas. De momento le daré la carta…ya os contaré cómo ha ido.
Que tengáis un feliz día, 🌻🤗, Franzina
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