Talleres de Comunicación No Violenta en Jaén


Practicando la comunicación no violenta, realiza talleres de comunicación no violenta en Jaén, pero también ya en todas las ciudades y rincones del mundo, gracias a los talleres online de cnv, que empezamos a raíz de la llegada de la pandemia, como consecuencia de no poder realizar la formación presencial de cnv, y que nos ha demostrado con el paso del tiempo, que es una formación en comunicación no violenta muy eficaz, dado que nos permite transmitir muy bien la esencia de la cnv, conectar con todas las participantes de una forma maravillosa, y tener una participación muy variada, de personas de muchos lugares distintos del planeta, hecho que nos proporciona una riqueza enorme y un aprendizaje nuevo cada día. Si quieres participar en nuestros próximos talleres online de cnv, rellena el siguiente formulario y nos pondremos en contacto contigo a la mayor brevedad posible.

 

Comunicación no violenta - Conoce el método que transforma las relaciones

 

¿Alguna vez te has parado a pensar si te comunicas de forma violenta? Muchas veces pensamos que no ejercemos violencia porque no dañamos físicamente a nadie. Sin embargo, la violencia física es sólo una de las múltiples formas de violencia. Ciertas palabras, por ejemplo, pueden ser igual o más dolorosas que un golpe y dejar fuertes marcas psicológicas en nosotros/as y en otras personas.

 

Cada vez que usamos la ironía, la amenaza, la crítica hostil, las etiquetas, la comparación, la imposición, nos estamos comunicando de forma violenta. En la mayoría de las ocasiones, no tenemos la intención de dañar a otras personas, pero lo terminamos haciendo. También, por supuesto, somos víctimas de violencia, es decir, la recibimos.

 

Nuestras culturas y sociedades se encuentran atravesadas por esta dinámica de comunicación. En otras palabras, es lo que aprendimos.

 

    “Cuando una sociedad es hostil, lo revolucionario es ser gentil”, Virginia Gawel.

 

Culpa no. Responsabilidad sí. Cuando nos damos cuenta que estamos reproduciendo ese modo de comunicación, podemos comprometernos a cambiar y adoptar uno más empático, que cuide nuestra dignidad y la de las personas con quienes nos relacionamos.

 

¿Por qué es importante cambiar el modo de comunicarnos?

 

La violencia puede generarnos un nivel de tensión y estrés constante en nuestra vida, lo que bloquea nuestra creatividad y potencial, transformándonos en seres encarcelados en nuestros propios miedos, angustias y rencores.

 

Además de limitar y empobrecer nuestro desarrollo personal y profesional, la violencia va desgastando poco a poco nuestras relaciones más cercanas, incluso las más fundamentales como las de pareja o las de socios/as. Muchas veces se generan conflictos innecesarios debido a que nos quedamos en un plano superficial de conversación, buscando por todos los medios tener razón.

 

    Un famoso relato cuenta la historia de dos hermanas que se peleaban por una naranja. Cuando su madre les preguntó para qué la necesitaban, una contestó que quería su cáscara para un pastel y otra contestó que quería su pulpa para preparar un jugo. Fin del conflicto. 

 

Si no hubiese existido esa pregunta acerca de lo que verdaderamente necesitaban, seguramente la discusión entre las hermanas hubiese seguido por más tiempo, llegando a un desenlace indeseado: resultados más insatisfactorios para ambas personas y deterioro de su relación.

 

El modelo de Comunicación No Violenta (CNV)

 

Si bien en oriente es un concepto muy antiguo, en occidente fue popularizado por el psicólogo Marshall Rosenberg, quien desarrolló el método de la Comunicación No Violenta (CNV), una serie de pasos simples que nos permiten resolver conflictos y diferencias de un modo pacífico y efectivo.

 

    «La violencia es la expresión trágica de necesidades no satisfechas», según Marshall Rosenberg.

 

Esto significa que cuando actuamos de forma violenta, nuestro comportamiento esconde una necesidad humana fundamental insatisfecha, pidiendo que le prestemos atención. No se trata de justificar nuestros comportamientos violentos, sino de comprenderlos en profundidad para poder cambiarlos y mejorar.

 

Lo que propone este método es comunicarnos de una manera particular: expresarse con honestidad y escuchar con empatía. Una aclaración: los pasos pueden parecer simples y sencillos, el desafío está en llevarlo a la práctica de manera sostenida.

 

Las claves para expresarnos de manera no violenta

 

    Intenta percibir lo que está sucediendo sin emitir opinión. Es muy fácil vernos tentados/as a opinar rápidamente, por eso, dejar de hacerlo requiere de una firme intención.

 

    Observa cómo esa situación que presencias incide en ti, en lo que sientes. Concretamente, pregúntate qué emociones o sentimientos (o mezcla de éstos) emergen. Ponerle nombre a lo que sentimos ayuda a mostrarle a la otra persona lo que estamos experimentando.

 

    Conecta con tus necesidades. Pregúntate: ¿a qué necesidad responde esto que estoy sintiendo?, o ¿qué necesito en verdad?. Según el autor, todos/as tenemos necesidades de nutrición y cuidado físico, autonomía, esparcimiento, celebración y conmemoración, integridad, comunión espiritual e interdependencia.

 

    Haz pedidos. No esperes a que la otra persona adivine qué es lo que deseas. Esto casi nunca sucede. Es necesario formular pedidos concretos y específicos que expresen clara y honestamente cómo esperamos que esa persona aporte a nuestro bienestar en esa situación particular. Esto facilita el entendimiento y le brinda la posibilidad de decidir si acceder o no a nuestro pedido. 

 

Compartimos esta guía gratuita de Comunicación No Violenta, con el paso a paso para expresarte de acuerdo a este modelo.

 

Las claves para escuchar de forma no violenta

 

Para escuchar de forma no violenta se aplica el mismo proceso pero esta vez focalizándonos en lo que le sucede a la otra persona: intentamos descifrar cómo está observando la situación (observación), exploramos qué sentimientos le está generando dicha situación (sentimientos), investigamos sus necesidades insatisfechas (necesidades) y le preguntamos qué pedidos le gustaría hacer para aumentar su nivel de bienestar (pedidos).

 

Importante:

 

    No quedarse en las opiniones ni explicaciones que la persona está dando sino buscar las necesidades subyacentes a lo que está expresando.

 

    Evitar suposiciones. Preguntar y verificar si estamos comprendiendo bien.

 

   Tener paciencia y dar tiempo para que la persona explore sus propias necesidades (muchas veces es la primera vez que se preguntan qué necesitan)

 

    Brindar empatía a lo largo del proceso, mostrando interés genuino en lo que le está sucediendo.

 

 

Una vez se aclararon las necesidades de ambas partes, proponemos en conjunto estrategias para resolver el conflicto, enmarcándolas en un lenguaje de acción afirmativo. En otras palabras, detallamos qué acciones vamos a tomar cada uno/a para conseguir un verdadero “ganar-ganar”.

 

Si más personas logramos desaprender el modo de comunicación violenta y aprender a relacionarnos de manera pacífica, podremos construir relaciones más auténticas en el presente y hacer que las futuras generaciones crezcan en un ambiente más armónico y humano.