
Hoy quiero compartir con vosotrxs una situación que me pasó hace unos días en la que gracias a las herramientas que manejo de Comunicación Noviolenta, pasó de ser muy dolorosa a toda una celebración. He cambiado algunas cosas para cuidar de la intimidad, sin alterar lo esencial. Pienso que os puede resultar familiar y que puede inspiraros y aportar recursos.
“Estábamos esperando que empezara el partido de mi hijo cuando Carlos, un joven muy cercano a la familia, llamó con gran desesperación. Tenía una entrevista muy importante por la tarde, se había despertado con un fuerte dolor y le costaba respirar. Se sentía muy agobiado porque no sabía qué hacer, por un lado, estaba el dolor físico y el miedo a lo que pudiese ser y por el otro la preocupación por su entrevista.
Sus compañeros de piso, queriendo ayudarle, le daban consejos y le insistían en llevarlo a Urgencias. Carlos que, por lo joven que es, tiene una larga experiencia en ir a Urgencias, hospitalizaciones y esperas eternas, no quería ir de ninguna manera porque temía que, si se iba a Urgencias, no llegaría a la entrevista.
Yo escuché su historia sin interrumpir ni intentar cambiar nada. Aunque él había llamado pidiendo consejo, mi experiencia me anima a no darlos antes de escuchar y dar un espacio para el desahogo. Cuando paró de hablar le hice un reflejo, le dije que me llegaba mucha angustia por su parte, que me parecía que estaba confundido y sin claridad y le pregunté si era así. Me lo corroboró y mientras lo hacía, su ansiedad iba bajando, los sollozos se espaciaban…le estaba sirviendo, así que seguí reflejando y preguntando por sus necesidades.
Le decía cosas como: “supongo que te gustaría quedarte tranquilo respecto a que no es nada grave, ¿es así?”, “imagino que te gustaría poder sentirte bien y con energía para dar lo mejor de ti en la entrevista ¿verdad?”. Entre pregunta y pregunta dejaba un espacio en el que él se reafirmaba y aprovechaba para quejarse, lamentarse…
Él sacaba sus Chacales y yo los iba acogiendo y traduciendo con cariño, a Jirafas. Estuvimos como 15 minutos así hasta que, orgánicamente, dejó de desahogarse, nombró sentimientos y necesidades y volvió a pedirme consejo.
Con las necesidades de: tranquilidad por su salud y compromiso de cara a la entrevista claras, nos pusimos a buscar estrategias.
Ya sabéis que, en CNV, decimos que las Necesidades son nuestra brújula, las que nos guían y muestran los objetivos.
Encontramos una opción que le gustó: iría al Centro de Salud y les contaría su situación para tener una opinión profesional. Además, haría unos ejercicios de respiración y visualización que le ayudan a centrarse y conectar con su poder interior. Afortunadamente, con el relajante muscular que le recetaron, enseguida mejoró y los ejercicios le ayudaron mucho también. Carlos, empoderado y muy animado y contento por haber resuelto una situación que, al inicio le tenía colapsado, pudo acudir a la entrevista y le fue muy bien. ¡Ahora estamos con ilusión y ganas de celebrar su nuevo puesto de trabajo!
Con este ejemplo puedes ver como:
-escuchar sin opinar, juzgar, tratar de resolver
- acoger y validar los sentimientos
-encontrar y validar las Necesidades
-buscar soluciones centradas en las Necesidades
¡Pueden cambiarte el día y la vida!
Si quieres aprender CNV y cómo aplicarla contigo, en tus relaciones y decisiones y también poder apoyar a tus seres queridos como hice con Carlos, apúntate a nuestras formaciones y comprueba por tí mismx la magia de la CNV.
Este julio tienes dos maravillosas oportunidades:
PRESENCIAL: Retiro de CNV (en Catalunya, cerca de Manresa)
Feliz día, Francina 🤗🌻
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