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La empatía ante un ¡No! En comunicación no violenta

 

En el post de hoy de Practicando la Comunicación no violenta, os mostramos el fragmento del libro, Comunicación No Violenta: un lenguaje de vida, de Marshall Rosenberg, donde nos habla de cómo podemos encarar una negativa con empatía.

 

Como tendemos a interpretar como un rechazo el hecho de que alguien nos diga «no» o «no quiero»  cuando  le  pedimos  algo,  es  importante  que cuando  esto  nos  sucede  podamos  practicar  la  empatía.  Si  nos  tomamos  la  negativa  personalmente, es posible que nos sintamos heridos sin comprender lo  que  le  está  pasando  a  la  otra  persona.  Cuando encendemos la luz de nuestra conciencia para que ilumine los sentimientos y necesidades que hay detrás del «no» de una persona, entendemos qué necesidad es la que le impide responder de la manera que querríamos.

 

En  el  receso  de  un  taller, pregunté  a  una  de  las  participantes  si  quería  venir con el grupo a tomar un helado. «¡No!», fue su brusca respuesta. Por su tono de voz, interpreté su contestación como un rechazo, hasta que me recordé a mí mismo la intención de sintonizar con los sentimientos y necesidades que ella estaría expresando a través de aquel «no».

 

—Percibo que estás enojada. ¿Es así? —le pregunté. Y ella me respondió:

 

—No, lo que pasa es que no quiero que me corrijan cada vez que abro la boca.

 

En aquel momento me di cuenta de que, más que estar enojada, lo que le pasaba a aquella mujer era que tenía miedo. Pude comprobarlo preguntándole:

 

— ¿Así que tienes miedo y quieres evitar una situación en la que te critiquen por tu manera de comunicarte?

 

—Sí, me imagino en la heladería mientras tú me observas y te fijas en todo lo que digo.

 

Comprendí entonces que la forma en la que yo había estado haciendo comentarios a los participantes del taller sobre sus modos de comunicarse le había resultaba  atemorizante.  Al  recibir  su  mensaje  con  empatía,  logré  sacar  el  aguijón que su “no” había significado para mí, y oír su deseo de evitar que le hiciera comentarios similares en público. Le aseguré que no evaluaría su estilo de comunicación en público, y luego hablé con ella para entender de qué modo se sentiría segura. Y sí, se sumó al grupo y fuimos juntos a tomar un helado.

 

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